Sunday, May 1, 2011

ecuación de balance

Creo que el gran problema es que siempre queremos controlarlo todo. Queremos controlar lo que sentimos, lo que hacemos, lo que otros hacen. Queremos que todo esté en su sitio en la casa, en el carro, en la oficina y en nuestra cabeza. Balance = control. Respuesta incorrecta.

En el yoga, el balance tiene 50% de fuerza y 50% de flexibilidad.

La fuerza es tal vez ese deseo del control. Es el impulso por hacer las cosas bien, por alcanzar algo, por llegar a la meta, por ponerle punche, por ordenar el closet una y otra vez, por escribir derecho. La fuerza como el punto fijo al que queremos ir. Pero el equilibrio no es sólo fuerza.

Flexibilidad: capacidad de estirarse... Una de las frases más típicas: yo no podría hacer yoga porque no soy nada flexible, no llego a tocarme ni los pies. Efectivamente, no eres flexible, pero no por tus pies, sino por el temor a enfrentarte a una situación desconocida.

La flexibilidad no se mide sólo a nivel muscular. No hablo de analogías o metáforas cuando comparo el comportamiento del cuerpo con el de la mente. Van de la mano. Los dos se mueven bajo el tic tac de la costumbre y bajo la sombra de hacer el ridículo.

Flexibilidad es no hacer para que alguna otra fuerza te jale. Es el dejarse llevar, el acomodarse al punto de entrar en una caja de fósforos. Es una reacción que no reconoce la incomodidad, sino tan sólo, las ocurrencias del destino. Es un enfoque positivo e inocente a lo que se te pasa por el frente. Es entrega pura.

Pero por alguna razón, cuando nos enseñan a nadar, nos enseñan a patalear antes de flotar. Estilo perrito antes de comprender que si te quedas quieto, el agua te levante y te deja a flote. Nos dieron flotadores para que no aprendiéramos la lección nunca.

El otro día, una chica en mi clase me dijo que le costaban mucho las posturas de balance. Ahí empecé a pensar en el tema. La observé y me di cuenta que le costaba mucho relajar los pies. Lo ví porque me cuesta relajar los pies, y mientras más trato de relajarlos, es peor. La mejor solución para relajar una parte del cuerpo es pensar en la existencialidad del mosquito.

El otro día hice yoga en la playa, sobre la arena. Ahí sí no te queda otra que no aprender a relajar los pies. Cuando se hace fuerza con los dedos de los pies, el equilibrio se hace imposible. La superficie se hace más chica. Tal vez el equilibrio tiene mucho que ver como acomodarte al suelo que pisas.

Balance como hacer y no hacer.
Como esfuerzo y abandono.
Como intención. Como no tomártela tan en serio.
Buscar balance es, en parte, pensar en otra cosa.