Friday, March 23, 2012

Un NO Bueno

Hace unos días, alguien me soltó una frase que se me ha quedado dando vueltas por la cabeza: "El no construye la individualidad." Sonó interesante.

Tengo un sobrino de 2 años y medio. Para los niños, el descubrimiento del no es como una puerta nueva a la liberación, a la voz propia. Cuando lo aprenden, lo usan todo el tiempo, bajo cualquier circunstancia, frente a cualquier pregunta. ¿Tienes hambre? No. ¿Quieres jugar? No. ¿Me quieres? No. No importa qué les digas. La respuesta es siempre no (seguida de un silencioso si como para que no lo escuchen... porque sí quieren jugar, si quieren comer y sí te quieren.) Pero es como si de repente, el niño descubriera que rechazar le da poder, le da carácter, le da voz. Pasan años, y se les quita la moda. El no empieza a manejarse mejor, y pasa ser una respuesta contraria al sí. Sin embargo, al pobre no etiquetado de malo y negativo lo metemos a un clóset, le bajamos el volumen y de repente a todo le decimos sí y perdemos una vía a nosotros mismos.

No es fácil saber qué quieres hacer, con quién quieres estar, qué quieres comer, quién eres. Sin embargo, mientras uno gana más confianza en un mismo, uno va descubriendo de qué cosas no prefiere formar parte, a qué lugares prefiere no ir, qué cosas prefiere no comer, qué cosas no quiere estudiar.

Tal vez es por descarte que construimos nuestra identidad. Creo que es mucho más difícil descubrir lo que uno quiere que lo que uno no quiere. No todo lo que uno rechaza es malo, sino simplemente, no adecuado para el momento. Inclusive esos no-s equivocados nos enseñan a ver lo que perdemos. Y los acertados son gratificantes porque nos permiten escuchar nuestra propia voz. Soltar un NO yo creo que es mucho más difícil que recibirlo.

Un NO es un descarte, y todo descarte es la despedida a una posiblidad. Un NO -recordando lo que diría Rosa Montero en "La Loca de la Casa" acerca del miedo a la muerte de las ideas- es una muerte. Mueren puertas, posibilidades y caminos. Pero se construye el camino a uno mismo. Al final, no podemos abrir los brazos a todo. Pero hay tantas posiblidades, tantas cosas bonitas por explorar, o tantas vidas que uno quiere vivir dentro de un mismo cuerpo, que si no es posible definir lo que uno es, uno puede comenzar por reconocer lo que no es, o lo que no quiere ser. Me sorprende descubrir que un NO puede ser una herramienta que te da libertad y alas.

¿O no?

Y pensando en las personas que más respeto, en las que más me apoyo, a las que más busco, son aquellas que tiene muy claros sus no-s. No siempre son no-s que comparto, pero eso es lo de menos. Lo que me gusta es la libertad con la que dicen no sin culpa, sin duda, sin miedo a perder. Son no-s con cabeza y con los pies bien plantados en el piso. No-s que no buscan probar nada porque ya están suficientemente convencidos de lo que quieren y lo que son. Son no-s que esconden un SI.

Gracias no, por existir en nuestro lenguaje, en todos los lenguajes, sobre todo en el de los niños.

Monday, March 5, 2012

Hilos Invisibles

Me gusta imaginar a una bruja buena sentada encima de las nubes tejiendo con hilos transparentes mi vida, la tuya, la de todos y la del universo. Me gusta creer que hay hilos que nos unen y nos separan, que nos llevan por caminos distintos que corren paralelos y que todo forma parte de un sistema interconectado de tejidos con motivos, explicaciones y sentidos que sólo se comprenden con el paso del tiempo. Es difícil comprender las cosas cuando uno forma parte de ellas. Me gusta imaginarnos como una familia infinita de marionetas con libertad de hacer y deshacer, pero siempre unidos a esa maraña de hilos sutiles perfectamente equilibrados que en realidad son un sólo cordón muy largo que se transforma en relaciones y situaciones, en días y noches. Cuando uno mira atrás, siempre puede comprender con claridad el por qué de las huellas, los errores, las sonrisas y las lágrimas. Uno puede ver los hilos. Por eso me gusta creer que todo es perfecto: porque con el tiempo siempre he comprobado que todo tiene un sentido. Somos parte de un sistema perfecto y justo que nos enguye tanto que no siempre podemos percibirlo como un todo. Por eso sólo nos queda confiar y agradecer lo que trae el día de luz y también el gris. Es bueno recordar que existe tiempo y gravedad. Y eventualmente la vida encaja, y se desencaja, y vuelve a encajar y se vuelve a desencajar, al ritmo de una incertidumbre casi musical de subidas y bajadas demasiado creativas para imaginarlas. Porque unos hilos tienen que moverse para que otros armen flores, y muchas flores tienen que tejerse para poder formar un jardín, tenemos que dejar trabajar a esa bruja buena que sentada sobre una nube, lo único que busca es tejer las cosas en orden.