Tuesday, January 29, 2013

Burbuja y trompo

"True freedom and the end of suffering is living in such a way as if you had completely chosen whatever you feel or experience at this moment... This means, whatever is could not be otherwise." 
- Eckhart Tolle

("La verdadera libertad y el final del sufrimiento está en vivir de una manera como si tú hubieras escogido completamente lo que sientes o experimentas en este momento... Esto significa, que cualquier cosa que sucede, no podría ser de otra manera.")

Cuando leí esto por primera vez no veía nada nuevo. Vivir en el presente. Que todo fluya. Confiar. El mismo mensaje de siempre. Cierto pero muchas veces difícil de aplicar. ¿Por qué? Porque en nuestro afán de controlar lo que sucede y cómo se dan las cosas nos confrontamos con un presente que aparece como reto, poniéndonos trabas, complicando nuestros planes, y llenándonos también, de sorpresas. Siempre, frente a lo que pasa, nuestra mente imagina otra manera, otro orden de sucesos. Imaginamos una mejor reacción, palabras más acertadas, haber dicho sí o dicho no. Siempre creemos que había otra opción. Y muchas veces, nos condenamos por haber tomado la decisión equivocada. Ese recuerdo de lo que pasó se nos pega como chicle. Viene culpa. Remordimiento. Tal vez una simple insatisfacción. Un ¨qué hubiera pasado si¨ tan inútil como una bicicleta con las llantas desinfladas. 

Volví a leer este párrafo por segunda vez. Recordé lo esencial de esta vida. Que sólo hay un momento, y es éste, el presente, que al escribirlo y describirlo, se despide. No vivimos muchos momentos. Es el mismo y dentro de él, los sucesos se desenvuelven. El presente es escenario en el que se dan las cosas. Siempre estamos parados sobre los mismos tablones. La escena sólo se da de una manera. No hay un telón donde se esconde una mejor versión de esa escena. Y así, uno descubre que las cosas se dan de manera perfecta, no hay errores y nadie comete errores contigo. Nunca eres víctima. Siempre eres responsable por lo que te pasa, por lo que sientes o no sientes. En cada instante, tú construyes la realidad en la que estás parado. Tu llevas el control de tu propio gps. Eres libre porque siempre estás bailando con los brazos abiertos sobre ese escenario.

Bonito sentir que el presente te envuelve. Que te contiene. Que te protege. Que te reta pero te da las herramientas. Que juega contigo y tú con él. Que trae lluvia y trae sol. Que cree en ti porque tú crees en él.

Me gusta imaginarme dentro de una burbuja. Ese es el presente. Y dentro de esa burbuja -citando a Jodorowsky- el universo gira como un trompo de madera en la palma de mi mano y me hace cosquillas.

Lo he dicho mil veces en este blog.
Ahora serán 1,001 veces.
Todo es perfecto.

Thursday, January 3, 2013

Carta al 2013

Querido 2013:

Has llegado rápido, inesperadamente, rompiendo el cascarón del 2012 que susurraba en nuestro oído que nos quedaríamos adentro, sin salir a un nuevo aire, a nuevas metas, a nuevos sueños. Nunca creí que no llegarías, pero tal vez, tanto rumor aturdió mis ganas de comenzar con un papel en blanco al gritar 3-2-1 feliz año nuevo. Sigo re- escribiendo mi lista de resoluciones para mostrársela y que estés orgulloso de mí. Sigo con sueño. Tengo flojera. Y mucho por pensar.

Hay un anhelo en mí profundo de silencio. Silencio en la garganta, en los ojos, en las manos y en el corazón. Hay un anhelo colectivo de ir más despacio. De parar y contemplar un papel en blanco, porque es tal vez un papel en blanco lo que tenemos como meta. Un profundo silencio interior que acompañe toda la bulla que escuchamos afuera, en la calle, en nuestra cabeza, en nuestro andar.

El mundo necesita silencio. Mi mundo, necesita silencio. Mis calles, mis rincones, mis montañas, las rusas y las de tierra. Necesito poder esconder un poquito lo que pienso porque las palabras desgastan mucho los tesoros que a veces guardamos adentro. Y cuando uno decide silenciarse, la mente se inquieta aún más porque le tiene pavor a perder la fama, la atención, los aplausos y los tomates que intentamos tirarle.

Alguien hace poco me dijo que lo que guarda uno por dentro, toma poder.
Si es algo destructivo, es mejor hablarlo y cortarle las raíces.
Si es algo bueno, a veces, protegerlo en una envoltura de silencio puede hacerlo crecer, renacer, abrirse y hacerse palabra. No muchas palabras. Una palabra chiquita y simple, como una gota de agua que llena el mar y que sale de los ojos.
¿Y si lo que guardó en secreto es puro silencio? ¿Podría crecer tanto que logre llegar a otros?
Tal vez, por un minuto, algún día, las bocinas de la calle dejen de sonar.

Querido nuevo año, sé que no entiendes mucho. Cómo explicar el silencio en palabras! Sólo pido, que en todas las listas de resoluciones de nuevo año, hagas espacio entre las líneas, y vacíos entre las palabras, y letras O muy grandes para que por esos vacíos, las personas, sin darse cuenta, te pidan también silencio.

El mundo en el que vivimos necesita respirar.

Atentamente,
Angie