Sunday, September 4, 2011

La Receta hecha Canción

Esta receta me la pasó un buen amigo que sabe encontrar vitaminas en las canciones y camina con pasos contentos. Sí Nico, reconocerse es curarse un poco.

Un gracias enorme!

http://www.youtube.com/watch?v=jHZSl3B4gog

Saturday, September 3, 2011

Receta para bajar la dosis de ego

Siempre estuvo ahí la respuesta, pero recién la ví clara hace unos días. No creo ser la única que siempre tiene el ojo puesto en su ego para asegurarse que se quede bajo control. Siempre quiere tomar el control. De repente, no te das cuenta, y regresa la importancia de lo que otros piensen sobre ti. De repente olvidas preguntarte qué es lo que tú quieres y un porcentaje de tus decisiones, tus palabras y tus acciones las maneja un eco externo.

Pero dejemos al ego tranquilo. Sólo quería compartir una receta. Sólo tiene un ingrediente, se puede hervir, freir o poner crudo en el plato. No existe posiblidad alguna de empache. Mientras más se utilice, mejor.

AMOR.
una cucharadita, un tazón, cuatro puñados, un océano de amor. El amor le rompe los esquemas al ego. Hablo de amor en cualquiera de sus formas.

El amor propio, el amor a los amigos, a la familia, el enamorarse.

Cuando uno se quiere lo suficiente, se acepta tanto que no necesita que nadie más lo acepte. El eco desaparece. No hay necesidad de aprobación. El ego se queda sin voz, sin chamba y sin patines.

Cuando uno quiere a alguien, resulta imposible cuantificar lo que uno da. Por más que uno trate, no se puede. No importa si se da mucho, si se escribe mucho. Se pierde el miedo a la vulnerabilidad y al rechazo. Cuando aprendemos a dar con libertad le desarmamos los esquemas al ego.


Tal vez éste no sea un descubrimiento grande para nadie más que para mí. Yo siento haber redescubierto la pólvora.

Ojos que caminan y pies que miran

Qué rico es ser turista de tu propia ciudad. Caminarla con otros ojos dejando que una buena conversación o una buena secuencia de canciones en el playlist la hagan más chiquita. La pena es que esperamos que alguien de afuera venga de visita para hacerlo. Siempre que me pongo la camiseta de guía turística recuerdo lo delicioso de esta ciudad caótica y llena de sorpresas. Me dejo llevar por los pasos sin rumbo y aparecen sorpresas por el camino: un nuevo café, una muestra de arte, un amigo que no veías hace tiempo, la Costa Verde más verde. La rutina nos amarra a nuestras sillas y olvidamos que los televisores son objetos sin vida. Empoderamos a las famosas sobre mesas y olvidamos que esas conversaciones pueden hacerse en el camino. Dejamos de respirar aire de afuera. Construímos un cordón umbilical imaginario con el contacto de nuestro carro. Nos acomodamos tanto dentro de nuestra propia ciudad que olvidamos su presencia. Es ahí cuando es necesario hacerse extranjero. Hay que abrir los ojos y volver a mirar. Porque cuando uno olvida lo que hay en su ciudad, olvida una parte importante de uno mismo. Podría sonar dramático, pero caminar dos días de arriba para abajo tan sólo por el Centro de la Ciudad y Miraflores me ha dejado los pies cansados pero el corazón contento. La ciudad siempre respira. Siempre crece. Siempre muta. Debemos mantener su ritmo y nuestros pasos nómades que buscan nuevas rutas todo el tiempo. Cada uno de nosotros es una ciudad en sí misma que también debe caminarse y recaminarse y recaminarse. Cada uno tiene sus propias esquinas, calles y atajos que al dejar de ser recorridos, desaparecen. De repente empezamos a creer que somos aburridos. Nada de eso señores, a caminar!