Wednesday, November 7, 2012

Mmm... yeee... ups!

Cierras los ojos y miras hacia adentro. Muy adentro. Más allá de tu cuerpo.
Miras adentro. Más allá de tus pensamientos.
Hay algo. Algunos le llaman alma. Otros ser. Otros no le ponen nombre. Yo sólo sé que ese algo es un espacio dentro de uno lleno de silencio. Un silencio muy puro. Que te llena. Que te calma. Que te recuerda que a pesar de lo que pase, de lo que suceda o no suceda, de lo que venga o no venga, TU sigues ahí.

Le pregunté a esa misma persona que me habló del caracol, cómo reconoces la voz que viene de ese espacio. La mente, con sus negatividades y juegos, no es tan difícil de escuchar. Sin embargo, muchas veces la mente también se alegra, se ilusiona, sigue construyendo castillos de cristal pero de los bonitos. Bonitos o feos, todo lo que construye, hay que observarlo con cuidado.

Esa persona me dijo que mirara la palabra sentimiento. Senti-miento. No sé si será casualidad, pero es cierto que muchos de los sentimientos que vienen y se van son efímeros, fugaces, y por lo tanto, podrían considerarse no del todo legítimos. No se quedan. Cambian todo el tiempo. No van al ritmo de ese espacio interior del que hablo.

Y ese espacio interior, el ser, el alma, tu yo, también habla.
Pero no conoce las palabras. Las palabras, también son construcciones mentales.

Mi amiga del caracol me dijo...
El ser no siente. El ser, se emociona.
Hace wow, yeee, mmm... No tiene códigos que puedes explicar en palabras.
Eso me llevó un paso más cerca a mi propio lenguaje interno.

Gracias amiga caracol.