Monday, September 10, 2012

Pescados y ballenas

Los dejo con una buena frase para cerrar el día... para soltar esos pensamientos que salpican y hacen turbulencia y terminar el día con una noche tranquila, oceánica, que nos recuerda que todo está bien si así queremos verlo. Respirar profundo es sentir el mar que llevamos adentro. Somos agua. Y somos nosotros los que dejamos o no dejamos que la marea suba.

¨In shallow men the fish of little thoughts cause much commotion. In oceanic minds the whales of inspiration make hardly a ruffle.¨

- Autobiography of a yogi, Paramahansa Yogananda

(¨En hombres superficiales los peces de pequeños pensamientos causan mucha conmoción. En mentes oceánicas, las ballenas de inspiración difícilmente generan turbulencia.¨)

Thursday, September 6, 2012

Tan sólo una línea

Cuando pienso en coherencia inmediatamente pienso en una línea recta: simple, derecha, que continúa al infinito.
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Lo que cuesta es construirla. Somos seres tri-cuadri-infinitamente-dimensionales. Piezas de origami. Una línea es una secuencia infinita de puntos.

Siento que ser coherente tiene mucha relación con alinear lo que uno siente, piensa, dice y hace. Y cuando eso sucede, la vida fluye de manera natural, fácil. Las alternativas ya no son tantas y posiblemente sólo exista un camino para hacer las cosas.

En la práctica de yoga (uno no hace yoga, sólo lo practica), cuesta también alinearse y ser coherente. El balance no se consigue de la misma manera en que corres para atrapar algo... tan sólo se da cuando todo está en su lugar adecuado.Sucede cuando nuestro cuerpo quiere hacer algo, nuestra mente se lo permite y nuestro corazón confía y pierde el miedo a caer. No se suele hablar durante una clase, pero todo ese proceso se convierte en posturas que construyen un lenguaje, un discurso muy sano, muy limpio, que sólo se observa en silencio. Un silencio coherente. Y es ahí, alineados, que estar en el presente no sólo se convierte en el ejercicio de enfocarnos en lo que hacemos en cada instante. No se trata tan sólo de las tareas que hacemos o dejamos de hacer. Tampoco de dejar el celular en el bolsillo para disfrutar el almuerzo. Tampoco es sólo mirar a la gente a los ojos. El presente es también un espacio que habitamos. Es un vacío que nos contiene todo el tiempo. Que nos cuida. Que nos acoge si confiamos.

Ese presente somos nosotros mismos. Y eso sólo lo percibimos cuando nuestras palabras, movimientos, pensamientos y sentimientos caminan en una línea. Es ahí, cuando avanzamos.

Las líneas pueden ser difíciles de dibujar pero cómo simplifican la vida. Los atajos, los recovecos, muchas veces nos llevan a calles sin salida. Hay demasiados. Yo creo que prefiero la ruta de la combi que avanza lento, por avenidas anchas, rectas y simples. Demoran más pero sabes que tarde o temprano llegas.

Sunday, September 2, 2012

Libertad liberada

Generalmente asociamos la libertad con esa sensación de no tener ataduras, de poder tomar decisiones sin preocuparnos por factores externos, de tener el poder de hacernos sordos frente a opiniones de terceros. Hago lo que me da la gana y punto. Me banco las consecuencias.

Todos buscamos ser libres. No nos gusta la sensación de estar entre rejas. Toda sensación de perfecta seguridad llega a asfixiarnos y eventualmente regresamos a buscar la puerta de salida y el timón para pilotear nuestra propia vida. Una y otra vez regresan las ganas de salir corriendo para entrar dentro de otro yo menos acartonado.

Asociamos la libertad con el momento de tomar una decisión. Se ha convertido en un discurso propio,  un ¨statement¨, en la herramienta bajo la que dibujaba el sí o el no, el voy o el no voy, el soy o el no soy. Una libertad que actúa en un instante y se se esfuma, que usas y luego descartas.

Quiero creer que existe un estado de libertad que va más allá de el sí o el no que se esfuma en un instante.

Sentirnos dueños de nuestros deseos y decidir libremente es la parte fácil. Pero, ahí la ecuación no está completa: no todo lo que hacemos de la manera que queremos nos lleva a sentirnos más libres y hay muchas decisiones que tomamos sin querer hacerlo que generan en nosotros una deliciosa sensación de ligereza muy cercana a lo que se podría llamar libertad. Bingo.

¿Cómo liberarnos de lo que nos amarra por dentro? Flojera, inseguridad, miedo, duda, desconfianza, amargura, rencor.... ¿No son ésas tijeras corta-alas y no es ésa la razón por el que a muchos nos costaría mucho bailar un martes a las tres de la tarde en la mitad de la Plaza San Martín con los brazos abiertos? 

Tal vez hemos contenido la noción de libertad en el presente y la asociamos con la habilidad de poder actuar sin ataduras en un instante. Decimos que la persona libre no tiene miedo de decir lo que piensa, hacer lo que quiere o pensar como lo considera correcto. Verdad incompleta.

Buscar libertad a futuro puede ser mucho más útil en el momento de tomar decisiones. Hay decisiones sofocantes que a mediano o largo plazo se convierten en llaves que abren muchas puertas. Optar por lo que no queremos en un instante puede ser tan liberante como la sensación de bailar en el medio de la Plaza San Martín. Hay decisiones pesadas que nos hacen ligeros y hay decisiones ligeras que fácilmente nos pueden hacer los pies de plomo.

Con el yoga, por ejemplo, uno aprende a tomar buenas decisiones una y otra vez. Cada asana (postura) es una decisión. Cada vez que decidimos hacerla, y hacerla de la mejor manera posible, nos hacemos más libres de ese yo que cree no poder y que se esconde detrás de la excusa de que por ser libre puede hacer lo que le provoque.

Una cosa es decidir libremente y otra muy distinta es optar por lo que nos hace libres.

¨You alone are responsible for yourself... until you are a master of yourself, able to command yourself to do the things that you should do but may not want to do, you are not a free soul.¨
- Paramahansa Yogananda