Thursday, January 20, 2011

dos pies en una licuadora

Tantos mensajes, tanta sabiduría, tantas opiniones, tantas teorías....
tanta información que uno absorbe y suelta como esponja...
llegan momentos en los que no sabes bien qué es lo que te define. Pero me imagino que esos momentos son buenos por un tiempo. Hay etapas en las que simplemente es bueno escuchar, dejar que el viento sople, que te analicen y te aconsejen... como me dijo una amiga, cuando todo se pone muy turbulento tan sólo se trata de aferrarse a un buen árbol. Pero una sobre dosis de conocimientos no es una tragedia, ni mucho menos algo de lo que uno debe correr.... sin embargo, como todo, es bueno saber que al final, uno es su propio tronco. Hay que escuchar lo que tiene eco en el corazón, y lo demás, respetarlo y dejarlo ir... tal vez simplemente hasta otro momento. Hay que aceptar que todos tenemos ritmos diferentes de transformación y crecimiento. Si uno mira la naturaleza, vive en nuestro tiempo pero a su velocidad. Una velocidad tan sútil que parece estática... pero el mar se mueve, las plantas crecen cada segundo, las piedras respiran tan tranquilas sobre el suelo que parecen inertes... y así, ellas también a su ritmo evolucionan. A veces, sin darnos cuenta, entramos a una licuadora que nos envuelve, y nos lleva de arriba para abajo, oscilando desde lo más elemental hasta lo más complejo, desde lo más amarillo hasta lo más negro, desde lo más tangible a lo más intangible... en esos momentos, es bueno recordar que debajo nuestro hay dos pies y un ombligo que lo concentra todo. Cuando uno recuerda que uno mismo es su mejor referencia, no hay conocimiento ni discurso que te desvíe, porque todos te llevan hacia un mismo camino de libertad y paz.

No comments: