Monday, October 10, 2011

Conciencia y Materia

(creo ya haber hablado de esto en este espacio antes... disculpen la mala memoria)

Creo que todos los que caminamos en busca, antes que nada, de paz, frecuentemente nos encontramos frente al mismo dilema. Llegan esos momentos en los que sentimos que la conciencia de expande y tomamos una decisión que cambia el rumbo de nuestro camino. De repente, renunciamos al trabajo, nos mudamos, cambiamos de look, comenzamos a meditar, decidimos hacer deporte a diario, empezamos dieta, nos dejamos de tonterías, DESPERTAMOS. Hoy comienza el cambio. Sacamos la tijera, cortamos un par de hilos que nos jalan en muchos sentidos. Optamos por libertad.

Y seguimos caminando. Con nuevos hábitos, nuevos amigos, nuevas rutinas, con aire fresco.

Pasa el tiempo, y muchos de los hábitos antiguos regresan. El nuevo trabajo también nos trae stress, el deporte ya no es diario, los patrones viejos regresan, volvemos a cargar la mochila.

Y regresamos a ese mismo punto en el que miramos por la ventana y queremos salir corriendo hacia algo más. Algo más que tenga menos de todo lo no importante. Queremos que nos presten un par de alas o que nos amarren cometas a las manos para salir volando.

Hace un tiempo alguien me hizo comprender el punto medio entre esos dos extremos. La conciencia, y la materia. La conciencia como ese estado interior de paz y de lucidez. La capacidad de ver los colores como son. Caminar con los ojos abiertos y respirando. Y por el otro lado, la materia como todo lo que nos rodea y que en muchas ocasiones nos estresa. Esos hilos que nos jalan de un lado para el otro.

Lo que descubrí con esa conversación, que el problema no era estar atado a hilos que nos jalaban para arriba, para abajo, para la derecha, para la izquierda. El problema era que los hilos nos jalaban, y nosotros no lográbamos jalarlos a ellos.

En otras palabras, el camino no consiste en dejar ir la materia, en cortar hilos, en caminar libres sin rumbo. Estamos en este mundo para caminar en conciencia y lograr controlar la materia. Un primer paso es lograr que no nos disturbe. Pero yo personalmente creo que lo bonito está en hacer que la materia trabaje con nosotros y que funcione a nuestro favor. Controlar la materia es disfrutar de nuestro trabajo, de las relaciones que nos acompañan, en ver todo lo que viene hacia nosotros como un aprendizaje más, como una oportunidad de practicar el control de esa materia sobre la que caminan nuestros pies.

Aislarse de todo, cortar hilos, es necesario, es importante, es vital, siempre y cuando sea un espacio donde cargamos energía para salir al mundo. Porque al final, todo lo que está ahí afuera, no es tan malo, no es tan agresivo hacia nosotros, ni tampoco es tan complicado. Simplemente es. Simplemente está ahí. La verdad está en nuestros ojos.

Cada milésima de segundo que pasa por nuestros ojos es una puerta abierta a una decisión.

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