Tuesday, January 17, 2012

Lección de una Lesión

El jueves desperté con un dolor tonto en la parte de atrás de la costilla izquierda. Hice yoga de manera normal sin prestar mucha atención a la molestia. El viernes amaneció peor y me di cuenta que algo se había movido por ahí. La clásica pregunta - ¿paro o sigo estirando?

Los que me conocen seguro saben cuál fue mi respuesta. No dudé en seguir estirando. Cambié una práctica intensa por una suave, al 50%, pero seguí estirando. Decidí enfocarme en la forma y dejar la profundidad de lado por unos días. Sigo explorando.

Muchos podrían insistir que el cuerpo necesita un descanso para sanar. Estoy de acuerdo. Pero también estoy completamente convencida que el yoga es una práctica sanadora y que hay muchas lecciones detrás de las lesiones que uno deja de aprovechar por quedarse estático. Creo que la sanación en movimiento es un proceso del que uno aprende. La sanación en completo reposo es como esconder lo que no quieres ver debajo de la alfombra. Vuelve a salir. Bikram sostiene que "el dolor mata el dolor". Creo que es una frase que si se toma en cuenta CON CUIDADO, tiene mucho de cierto.

El viernes, el dolor estaba en la parte de atrás de la costilla izquierda. El sábado, se movió para adelante. Volví a hacer mi práctica de yoga el domingo y sentí el músculo medio contraído a la altura del corazón. Ayer seguía ahí, y hoy, con la ayuda del calor, siento que ya se va soltando. ¿O será que me acostumbré a vivir con la incomodidad?

(Vuelvo a insistir: esto no es una receta sobre como tratar una lesión. Sólo comparto una opinión, una reflexión y les cuento lo que un intercostal estirado puede traer consigo.)

Creo que detrás de las lesiones es mucho más fuerte la dosis de incomodidad que la de dolor. Es una sensación extraña adentro del cuerpo que no nos gusta tolerar, que genera impaciencia, frustración, hasta rabia e impotencia y que muchas veces etiquetamos de CUIDADO! NO TOCAR! antes de lo debido. Cuando algo incomoda lo natural es querer que se vaya rápido y la receta más conocida que nos han dado es es reposar, enyesar, tapar y esperar. Funciona, pero mirar con cuidado también es una herramienta efectiva.

Esta vez opté por sacar una lupa del bolsillo y estirar lo que me molesta. Me sigue fastidiando y mentiría si no dijera que me quejo con frecuencia. Pero sigo aprendiendo sobre mi cuerpo y sobre cómo uno puede acostumbrarse a situaciones distintas. De alguna forma, una lesión te ayuda a mirarte con más cuidado y a relacionarte con aquellos que realmente experimentan dolor en todo el cuerpo. Por un segundo imaginas un dolor como el tuyo por todo el cuerpo, por toda una vida, y nace un profundo gracias desde el fondo del corazón. Una lesión te enseña de compasión hacia ti y otros. (Lección #1)

Es mucho más difícil bajar la intensidad de lo que uno hace que parar del todo. Para el que siempre da su 100% o busca exigirse al límite, un 60% huele a tortura. Ahí está la lección #2.

Ver cómo la lesión se transforma resulta bastante interesante. Es como ver cómo el cuerpo sana de a poquitos, igual que el corazón. Las emociones se transforman todo el tiempo. De repente, una pena se disfraza de rabia, se pone el sombrero de orgullo, se esconde en el olvido y en menos de lo que uno cree regresa convertida en pena. Y así, finalmente, luego de su ciclo, se va. Lo que nos sucede es que muchas veces preferimos taponearlo todo y caminar por el mundo con una capa de superman hecha de papel toalla. Olvidamos que mirar hacia adentro puede ser mucho más fácil si tomamos las cosas con naturalidad y gratitud así se vean color hormiga.

Lo mismo debería pasar con una lesión. Y mientras da vueltas por el cuerpo, su visita puede dejar un buen recuerdo detrás de un mal sabor. Y cuando se va, no se ha ido, sólo se ha transformado en un músculo, un hueso o un tendón mucho más fuerte.

Al final, el cuerpo es sólo una esponja de las emociones, y éstas, un reflejo directo de cómo enfrenta nuestro cuerpo al clima de eventos que nos rodea a diario. Y en el medio se para la mente, a tratar de hacer travesuras para cortar ese hilo fino pero que nunca se rompe entre lo físico y lo emocional.

PD. Mis disculpas a los doctores.

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