A veces, hay cosas triviales que generan giros en nuestro día, y al girar el día, gira la semana, y de repente, el humor te cambia… que vivan las superficialidades que cumplen misiones existenciales!
… un corte de pelo – un nuevo color de uñas - mover los muebles de la casa - salir a montar bicicleta un martes a las 4 de la tarde - pagar por un buen café - un par de zapatillas nuevas que te las llevas puestas – un cd original – comer algo que te encantaba cuando eras chiquito………
Me he dado cuenta que detrás de querer algo hay muchas veces una necesidad que va más allá del pelo, las uñas, los muebles, la bicicleta, el café, las zapatillas, la música y la comida… cuando necesitamos darle un giro al día, a la rutina, a la personalidad y al humor, existen soluciones simples que nosotros conocemos y que no están tan lejos como el tibet. No importa si el intento funciona: me han mochado el pelo horrible, compré unas zapatillas que me dan dolor de pie, se m salió el asiento de la bici… igual, ese día, me sentí feliz y bien conmigo. La razón? No la sé, pero qué importa si funcionó.
Claro que las personas ayudan, pero siempre es bueno buscar la solución en nuestro propio cajón porque no podemos depender de otros para que nuestro día empiece a funcionar.
Dedico este parrafito al reloj rojo que me regalaron hoy. El reloj sumado al sol del día y a las horribles uñas rojas que aparecieron en mi mano con el propósito darle a mis pintas un poco de distorsión y juego, me alegró el día. La razón? No la sé, pero qué importa si funcionó.