Tuesday, March 9, 2010

wonderful darkness

Todo comenzó hace unos meses cuando alguien me dijo... Angie, dale a tu pena y tu rabia soberanía. Hay como frases que te abren puertas a cosas que nunca viste. Esa frase se convirtió en una puerta grande hacia mi oscuridad y la oscuridad de otros. Crecemos creyendo que sólo los sentimientos y emociones rosados y lindos son aceptables y sobre todo, valiosos. Vivimos predicando nuestra alegría, nuestra generosidad, nuestro optimismo y nuestras ganas de salvar el mundo. No quiero quitarle mérito a los sentimientos buenos, pero por qué no darle también espacio a aquellos un poco más oscuros que llevamos dentro? Los seres humanos sentimos rabia, envidia, tristeza, ira tan o más frecuentemente de lo que creemos. Sin embargo, esas emociones no son válidas, no son íntegras, y por eso no existen en nuestras conversaciones y en nuestra conciencia. Son como un lenguaje propio que no hemos aprendido a leer porque nunca nadie nos explico qué significaba, por ejemplo, sentir celos. Cuando esa rabia interna aparece en nosotros, simplemente nos asusta, sale en un impulso y la encerramos en uno de esos millones de cajoncitos que llevamos en el armario del corazón y la mente. Damos un paso grande cuando nos hacemos concientes de nuestro lado oscuro y horriblemente maravilloso. Sin oscuridad, la luz no brillaría.... sin sentimientos negativos, no seríamos humanos... que onda con tapar tanto nuestras imperfecciones e inseguridades? Es más, muchas veces es en la raíz de esos sentimientos que nos impulsan a escribir, pintar, crear música o simplemente botar un poco de mar por los ojos.
Volví a pensar en este tema la semana pasada en un concierto en la noche de un tal grupo Natasha no se qué. Caí de sorpresa, como quien sala a dar una vuelta con un sabor de que encontrará alguna sorpresa en el camino. Me topé con una amiga en la puerta que hablaba de un grupo diferente y bien bacán. Por qué no, Angie. Por qué no.
Entré y efectivamente el grupo era bastante diferente. Los personajes, todos vestidos de negro y con miradas oscuras, parecían sacados de una película de terror. Cada uno era diferente... pero todos igual de misteriosos. La música era violenta, depresiva y muy fuerte. Quedé fascinada con la vocalista y su capacidad de sacar su voz desde muy muy adentro... Tal vez para muchos esto suena como una experiencia horrible y una pérdida de 15 soles. Bueno, a mí el grupo me encantó. Las pintas, la música, el cello y la voz de la cantante... Salí preguntándome por qué me había gustado tanto. Es tal por la valentía de algunos de darle soberanía a su rabia y su pena, y por su talento de convertirlo en arte.

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