Saturday, November 20, 2010

luna llena y punto

Hay luna llena. El sábado se terminó hace diecisiete minutos, y hoy domingo, no quería dejar de registrar ese farol que ilumina las almohadas de todas las camas de la ciudad. Sobre la mía ya duerme el día, los pendientes de mañana, unas cuantas preguntas personales y muchos sueños e historias imaginadas que se harán más reales detrás de mis pestañas. A lo lejos escucho música, bocinas, jarras de cerveza que tocan los bordes de los vasos, zapatillas y tacos sobre las veredas y algún te quiero que alguien debe estar susurrando al oído. De cerca, escucho mi teclado y el sonido imperceptible de la luz prendida que habla cuando todos los demás ruidos de la casa se callan. Desde fuera y arriba, me veo sentada sobre un sillón mirando una pantalla y moviendo los dedos. Desde adentro, me veo y prefiero no ponerme adjetivos. Soy yo. Y punto. Es sábado en la noche. Y soy yo. Y punto. Hay luna llena. Y es un punto. Y estoy llena. Y soy luna. Y punto. Y luna. Y llena. Y el sábado ya terminó hace veintisiete minutos. Mi almohada ya acomodó el espacio donde debo poner la oreja para escucharla susurrar. Tal vez es hora de ponerle un punto y una oreja a la luna.

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